Muchas veces hablamos que hay que llevar una buena alimentación y hacer deporte para controlar las glucemias y que además esta es la mejor forma de, que si te sientes con un kilos de más, perderlos de forma equilibrada, pero el problema es cuando se convierte en una obsesión y desemboca en un problema grave como es la ‘Diabulimia’, un trastorno alimenticio que unido a la diabetes es más que grave.

Cuando se produce el diagnóstico de la diabetes la pérdida de peso es notable, sin embargo hay casos en los que la insulina lleva consigo un aumento de peso, no porque engorde sino porque comenzamos a estar sanos y recuperar lo perdido, aunque si no se lleva una alimentación sana puede provocar sobrepeso. Principalmente dado en adolescentes mujeres, el descontento por los cambios hormonales, el aumento de peso y la diabetes, llevan a este trastorno.

El proceso es reducir la ingesta de alimentos, posteriormente una sensación de hambre que se cubre con un atracón y la posterior purgación (la mayoría de las veces vómitos) para expulsar las calorías y alimentos considerados calóricos. La purga en otras muchas ocasiones también se produce en forma de ejercicio excesivo, el uso de laxantes, diuréticos o incluso la eliminación de las dosis de insulina por considerarlas un acto negativo para mantener la buena figura, ya que como asegura el Colegio Americano de Endocrinología, sin un buen control glucémico y altas unidades “la insulina estimula el apetito y la acumulación de grasa corporal”

Este trastorno es aún más complejo que la bulimia normal y debe ser tratado por un especialista, psicólogo o psiquiatra que diagnostique y ayude a la persona con diabetes a manejar la situación y salir de la espiral.

CÓMO DETECTARLO, SÍNTOMAS:

Las personas que padecen este trastorno lo ocultan por ello es preciso intentar ver los síntomas que llaman la atención, recordando que presionar a la persona puede inducir a que se cierre más en banda y le cueste más salir por vergüenza o miedo a ser criticado o juzgado.

– Tienen preocupación continua por la comida, se dan atracones muy calóricos, como hidratos y dulces y para no pincharse lo vomitan al momento.

– Ir al baño justo después de dar el último bocado a la comida y provocar el vómito.

– Obsesión por el ejercicio físico.

– Tomar en exceso diuréticos o laxantes, ya sean tés, jugos o pastillas para la quema rápida de calorías.

– Ayunas durante largos periodos de tiempo y miedo a engordar, fijándose metas por debajo de su peso óptimo.

– Evitar comidas con mucha gente o en público. Aislarse socialmente.

– Apatía, cansancio, fatiga, irritabilidad, cambios fuertes de humor, nerviosismo, falta de sueño, estreñimiento, lesiones en la garganta, pérdida del esmalte dental, ciclo menstrual muy irregular.

– Autoestima baja y ansiedad.

COMO PONER REMEDIO

El problema de esta enfermedad es que puede estar oculta durante años si no se detecta siendo cada vez más grave y teniendo unas consecuencias irreversibles como arritmias que desemboquen en infartos, hernia de hiato, reflujo intestinal,, pérdida de masa ósea, perforación esofágica, roturas gástricas o pancreatitis.

Si detecta eso en un familiar o en sí mismo es hora de ponerle remedio con un especialista y principalmente que la persona con el problema reconozca que necesita ayuda. Si no se consigue que lo acepte lo mejor es una cita psiquiátrica en la que el especialista detecte que hay un problema a través de una entrevista. La familia desgraciadamente no puede ayudar mucho ya que la persona nunca estará dispuesta a consejo por sentirse incomprendido, pero normalmente el desembocante está en su seno y es fundamental su apoyo para la curación del paciente.

La diabulimia se cura en el 40% de los casos pero su índice de mortalidad también es muy alto debido a las técnicas que se usan para la purgación.