Cuando tenemos un familiar con diabetes a veces se hace muy complicado dar consejos o consolarlo en momentos de duda o desesperación y aunque pensemos que tenemos el consejo perfecto no es así y el efecto en la persona puede ser totalmente el contrario e incluso una respuesta de desagrado o cabreo. A pesar de mis vivencias personales, como siempre intenté buscar una fuente de apoyo médica que respaldase lo que escribía, pues bien las recomendaciones son:
1. Ser conscientes de que la diabetes supone un gran esfuerzo, disciplina y método.
Estemos cansados, agobiados, enfermos, de fiesta o en cualquier estado anímico de nuestro cuerpo o en cualquier actividad, tenemos que tener muy presente nuestra enfermedad, limitaciones y prestarle mucha atención a cada aviso que nuestra azúcar nos da. Es un trabajo a jornada completa. Además factores como los mencionados anteriormente afectan a la vida del diabético mucho más de lo normal. Si eres un familiar, no creas ni des a entender que es una tarea fácil.
2. Hazte partícipe de los cambios que hagan falta en el estilo de vida.
En muchas ocasiones necesitamos cambiar de rutina, de alimentación y de medicación. Es muy importante que aunque estemos concienciados en que el cambio es para nosotros, nuestra familia y amigos cercanos nos apoyen e incluso participen con nosotros, no por obligación sino porque también les apetece. Si tengo que hacer deporte, que vayan a caminar conmigo, que se haga más divertida la rutina o por ejemplo si tengo que dejar de comer arroz habitualmente porque me sube mucho el azúcar, pero me encanta, que mis personas cercanas no lo coman ( no nunca, pero tampoco habitualmente) , es decir que se adapten un poco. Cambios saludables ayudan a todos y no es bueno para un diabético sentirse raro, «especial» o excluidos, si puedes comparte su rutina diaria.
Hay veces en las que la familia peca de autoayuda o de excesiva integración, es lógico que lo que se quiere es ayudar al máximo pero a veces no se debe. Por ejemplo, en una comida traen alimentos azúcarados tipo postres o algo que sube mucho el azúcar como el arroz o la pasta, es muy habitual la frase del amigo o familiar «Venga pruébalo si por uno no te va a pasar nada, es probarlo», y a veces ante la insistencia lo probamos a sabiendas de que nos sentará mal. Ya no es el hecho de probar o no, es que alomejor eso nos hace probar varios y el esfuerzo de aguantarnos se esfuma por un bocado. Por tanto, si el diabético no quiere probar algo, no insistas el sabe si puede o no. Hay ocasiones en las que los más cercanos son las peores tentaciones.
4. No consolar a la persona, nunca con la advertencia de que hay enfermedades más graves.
De nuevo el familiar o amigo peca de autoayuda, hay cosas peores ¡por supuesto! pero para mí la mía también es grave. Los consuelos fáciles suelen ser problemáticos, pues aunque lo parezca la comparación no me hace sentir mejor. Un ejemplo sin diabetes: alguien feo pregunta ¿soy feo? y el amigo dice «los hay más feos«, y el feo contesta «ya, ya …. pero soy feo» Pues lo mismo pasa con la diabetes, el cáncer es peor, pero al igual que la diabetes no se puede descuidar ni una hora. ¿Quieres decirme, sin saber mucho, que la diabetes no es gran cosa? a veces un complejo personal a uno mismo le parece más grande que una enfermedad en la persona contraria.
5. Preguntar si podría ayudar y luego cómo hacerlo.
La diabetes no se aprende en un día y aunque tu intención sea la más buena del mundo, dárselas del mejor ayudante del planeta puede molestar. Si quieres ayudar, hay un montón de pequeñas cosas que probablemente agradecería, pero normalmente no hace falta ayuda, aunque si quieres, antes de hacer nada pregunta primero.
6. No alarmarse o quedarse impresionado o mirando fijamente cuando una persona comprueba su glucemia o se inyecta insulina.
Al diabético le gusta que su vida sea lo más normal posible y que roce la absoluta indiferencia de los demás. Medir la glucosa en sangre o inyectarnos la insulina, es necesario para controlar la diabetes. No nos solemos avergonzar de ello y a veces nos pinchamos o medimos el azúcar en público, en ocasiones sin que nadie se de cuenta, pero si tengo que ocultarlo mientras lo hago, me resulta más difícil y sobre toda si tengo tres personas mirándome fijamente como si fuese a hacer un experimento científico. Si quieres saber algo, por favor, pregúntalo pero no me trates como un bicho raro o con extremo cuidado; te lo explicaré todo si tengo ganas y tiempo.
7. No mirar ni juzgar mis valores de glucemia, sin preguntar antes.
Mi glucemia es personal y privada a menos que decida compartirla. Es normal que a veces tenga glucemias demasiado bajas o demasiado altas. Comentarios tipo . ¡Dios que alta! o ¡que mal ¿estas bien?! o ¿sabes qué esos niveles están muy bajos/altos? u otros comentarios inoportunos pueden causar más decepción, frustración, ira e incluso vergüenza de la que ya siento. Por favor no metas la cabeza por encima de mi hombro para ver cual es mi nivel de glucosa, si quiero te lo diré.
8. No dar consejos tópicos sobre comida y otros aspectos de la diabetes.
La diabetes es complicada y a veces ni en médico tiene el consejo perfecto sobre alimentación o demás aspectos, por tanto, no es agradable recibir consejos sobre mis hábitos personales, sobre todo cuando no los he pedido. Además, muchos de ellos están desfasados y no sirven, son los del tipo: «deja de comer azúcar», «no debes de comerte eso» «este alimento sube más que este», a veces sorprende ver como lo que a un diabético le sube el azúcar a 300 a otro no le afecta lo más mínimo.
9. No contar historias o experiencias de otras personas con diabetes.
La diabetes puede ser bastante perturbadora. en ocasiones los familiares para hacer ver al diabético que debe cuidarse le cuentan cosas de otras personas con diabetes del tipo, amputación, ceguera, problemas articulatorios o de circulación… Los relatos y dramas que inspiran temor no son tranquilizadores. Como conozco mi diabetes y el tratamiento adecuado, esas historias me enfadan e irritan, porque realmente me dan miedo. Además, se como todo el mundo que si me controlo y sigo un buen ritmo de vida puedo vivir una vida larga, saludable y feliz.
10. Ser un punto de apoyo y amor.
Trabajo muy duro para mantener la diabetes controlada; a veces el hecho de saber que tengo el apoyo y ayuda puede ser muy útil y motivador y más en factores como los mencionados anteriormente. Pero hay que tener en cuenta que lo que gusta es recibir el mismo amor y apoyo que otros sin un extra por tener diabetes.
Esto es todo lo recomendable, me sirvió como punto de apoyo la web de c l i n i d i a b e t espero que os hayáis dado cuenta que a veces lo que parece un buen consejo no lo es tanto para el que lo recibe
Una entrada muy interesante,ayudar a la gente a comprender como no hay que actuar con gente diabetica en ciertos casos y cual es el modo correcto de hacerlo.Mepraece muy buena la entrada.Un besazo tx-
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