El diagnostico de cualquier tipo de diabetes suele llevar consigo un entrenamiento de la persona y también de la familia. En el tipo 2 la adaptación es más normal, sin embargo en la Diabetes Mellitus Tipo 1 los cambios son mayores incluso llegando a necesitar (la persona afectada) la intervención de un psicólogo que le ayude a llevar la nueva situación. Iñaki Lorente Armendáriz, psicólogo en la Asociación Navarra de Diabetes cuenta como es este proceso.
Antes de comenzar considero importante la necesidad de conocer un poco más como nos afecta el diagnóstico, sobre todo para aquellos que no lo son y que ven que su familiar diabético cambia su modo de actuar y se niega a aceptar una realidad. Creo que la visión de un psicólogo puede ser útil para conocer más el proceso
Pregunta: ¿Por qué el paciente diabético o los padres pueden caer en depresión con el diagnóstico de la enfermedad?
Respuesta: El diagnóstico de una enfermedad crónica como la diabetes supone, tanto para la persona como para su entorno cercano, un duro golpe. Especialmente en el diagnóstico de la diabetes Tipo 1 ya que implica un cambio más brusco en el estilo de vida que en la Tipo 2.
Durante un periodo de tiempo más o menos prolongado, se agudiza el “dolor emocional”. Sin embargo, aunque cada persona reacciona de manera diferente, todas ellas forman parte de un proceso de adaptación a la nueva situación.
Por tanto no se habla de trastorno, sino de momento de crisis o reacción depresiva breve. Sólo si ese “dolor emocional” se prolongara excesivamente en el tiempo, podría ser diagnosticado como Trastorno Adaptativo.
P: ¿En qué edad o periodos es más propenso el diabético a desarrollar un trastorno psicológico?
R: Es difícil decirlo. Quizás sea en la adolescencia ya que en ese periodo de vida se consolida la autoimagen que afecta directamente a la autoestima. Cuando la imagen que tiene uno de sí uno mismo está dañada por el hecho de padecer una enfermedad crónica, puede contribuir a desarrollar una fotografía personal que no le guste por lo “defectuoso”. Quizás ese sea un primer paso hacia el trastorno psicológico.
Sin embargo, cuando me preguntan, cuál es el peor momento para ser diagnosticado de diabetes, contesto que, para cada uno, el momento en el que se la diagnosticaron.
P: ¿Cree necesaria la participación de un psicólogo en cada nuevo diagnóstico?
R: Creo que siempre debería haber uno disponible por si fuera precisa su intervención. Sin embargo, creo que hace más falta que los profesionales que están en cada diagnóstico tuvieran nociones claras y adecuadas de los procesos psicológicos que suceden y de cómo pueden ayudar.
P: ¿Por qué se teme tanto a las complicaciones del futuro?
R: Creo que es porque los profesionales que nos atienden, utilizan esa posibilidad como argumento para motivarnos a los pacientes a cuidarnos. Pero, en mi opinión, no es un argumento muy eficaz.
P: ¿Por qué miente el paciente diabético a su endocrino, si su función es ayudarle al autocontrol?
R: Sin duda alguna, la visita al endocrinólogo es vivida como un “examen” en el que somos evaluados en nuestro cuidado. La duda es si aprobaremos.
En esa relación, el endocrinólogo es percibido, no como un colaborador en nuestro tratamiento, sino como un juez o un policía que nos va a sancionar. El problema es que en ese tipo de relación (que yo creo inadecuada) lo que el paciente aprende es a “no ser descubierto en las transgresiones” en vez de aprender a no “transgredir”.
P: En caso de trastorno psicológico por la enfermedad, por ejemplo depresión, apatía cuando se acaba de enterar de que padece la enfermedad, ¿Cuál es la mejor forma para salir de ella?
R: Los trastornos psicológicos requieren ayuda profesional (sean producidos por la diabetes o no). Sin embargo, existen momentos en la historia de la diabetes personal en los que uno se encuentra desmotivado, cansado, etc. Ese tipo de situaciones, el psicólogo puede ayudar, pero no es imprescindible. A veces, hablar con otras personas que tengan diabetes, un buen endocrinólogo que nos conozca y que guíe la situación puede ser suficiente.
P: ¿Por qué la persona con diabetes es más propensa a padecer trastornos psicológicos?
R: La diabetes es una enfermedad crónica y como tal, tiene una serie de características que hacen que a algunas personas les resulte difícil sobrellevarla. Entre esas características está el hecho de que, por definición, no se prevé su curación, así que todos los esfuerzos que realiza la persona son para paliar las consecuencias negativas que pueden aparecer.
También el tratamiento que exige la diabetes supone una presión añadida para la persona. Se calcula que el 98% de los actos terapéuticos que debe realizar un diabético, son decisiones que toma él mismo. Eso también puede ser fuente de estrés.
En este sentido, el padecer una enfermedad crónica es un factor de riesgo de padecer un trastorno psicológico
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Así concluye Iñaki, espero que os haya resulto algunas dudas y que os sirva para ver como todos son procesos y etapas que en la mayoría de los casos no necesitan de ayuda, si no más bien de una toma de control de las situaciones y mucho apoyo. En este sentido, también me gustaría hacer mención a un artículo de Telva que leí el otro día. Éste era obra de Mario Alonso Puig y en definitiva lo que trataba era «una advertencia de como una emoción negativa es capaz de debilitar nuestro sistema imnunitario durante seis horas(como la ira o el miedo… común en nosotros cuando tenemos una bajada brusca o cuando no tenemos los controles deseados), mientras que cuando estamos ilusionados y felices nuestro cerebro funciona mucho mejor (…) y también nuestro sistema y nuestras células»
Así hacía otra referencia, que creo también es aplicable a nuestras glucemias, «hay una relación clara entre los estados mentales y biológicos, un pensamiento no se puede medir, en este ámbito la relación de malos pensamientos puede provocar sobrecarga en el corazón y vasos sanguíneos, aumento del colesterol negativo, hipertensión, desajustes en el sistema digestivo, inmunológico, afección del apetito sexual…» Por ello, debemos pensar en positivo y observar que dentro de lo malo somos muy afortunados por tener una patología que con buen control, es un camino «fácil».