Viajar es uno de los placeres de la vida. Cuando tenemos vacaciones, o tiempo libre aprovechamos y nos vamos a conocer algún lugar. Si vamos en coche, en el artículo «Conducir con diabetes no es un problema», tenemos las indicaciones necesarias para no llevarnos ningún susto durante el viaje. Ésto también es aplicable al tren o a un barco. Sin embargo, cuando vamos en avión la cosa cambia.
No tendremos ningún problema si llevamos lo necesario y un buen equipamiento. Lo primero es llevar doble de todo, es decir, llevar insulina para el doble de lo que necesitemos. Por ejemplo, si nos vamos 10 días y necesitamos para ello dos bolígrafos de cada insulina, nos llevaremos 4 de cada. Al igual con las tiras reactivas y con las agujas.
Si tenemos un glucómetro, lo ideal sería llevarnos dos. En el caso de que no tuviesemos 2 deberíamos pedirlo en el centro de salud. El motivo de llevar el doble de todo, es por dejar la mitad en el hotel, ya que si nos roban, lo perdemos o se nos rompre, SIEMPRE tenemos uno de repuesto en el lugar en el que estemos.
Esto es muy importante y debemos tenerlo muy en cuenta, ya que es más probable de lo que parece. Sin embargo, lo que es más importantes es el avión. En el avión no se pueden meter líquidos, ni objetos punzantes, ni que sean peligrosos para otras personas y nosotros los llevamos ¡todos! ¿Qué hacemos? muy fácil, nuestro médico o endocrino debe hacernos una carta en español y otra en inglés donde explique nuestra situación clínica y que explique que tenemos que llevar nuestra insulina en la cabina del avión por motivos de salud.
Pues LA INSULINA NUNCA PUEDE IR EN LA MALETA NI EN LA BODEGA DEL AVIÓN, ya que se puede congelar, perder propiedades e incluso romperse por los golpes, al igual que la máquina, las tiras o las agujas.
Así, una vez que tengamos la carta, debemos hacerle una o dos fotocopias para llevaralas siempre con nosotros, por si nos encontramos mal en la calle y no sabemos el idioma del otro país, con nuestra carta en inglés, nos pueden entender y saber cómo tratarnos.
Con nuestra carta, certificada por nuestro médico del hospital y siguiendo las anteriores recomendaciones, podemos viajar a la otra punta del mundo sin ningún problema, relajados y disfrutando de cada rincón. Aunque ante alguna duda, como vacunas u otras patologías, como siempre, lo mejor es hablar con un especialista.
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